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Somos Historias

La humanidad es una colección de historias entrelazadas. Desde la era de las cavernas, hemos contado historias para entender el mundo y nuestra existencia.

En el origen de la humanidad, la capacidad de contar historias fue una habilidad esencial para nuestra supervivencia; en la actualidad, las historias movilizan y generan condiciones para materializar los cambios deseados.

Los primeros humanos se comunicaban a través de gestos y sonidos básicos, pero a medida que evolucionamos, desarrollamos un lenguaje más sofisticado que nos permitió compartir ideas y conocimientos de generación en generación. Alrededor de las fogatas en las noches, los primeros humanos contaban historias sobre la caza y la recolección de alimentos, sus mitos y creencias, sus alegrías y penas. Estas historias se transmitieron de boca en boca, y fueron la base de la cultura y la sociedad.

El lenguaje y la comunicación nos permitieron compartir no solo información práctica, sino también ideas abstractas. Compartimos historias para dar sentido al mundo y a nuestras experiencias. Estas historias nos ayudaron a entender el ciclo de la vida y la muerte, la naturaleza y el clima, y a desarrollar una conciencia de nosotros mismos como humanidad. Las historias también nos ayudaron a transmitir normas y valores culturales, y a entender nuestras relaciones con otros humanos y con la naturaleza.

A medida que avanzamos, las historias se hicieron más complejas y sofisticadas. Se desarrollaron mitos y leyendas, chismes y cuentos de hadas, poesía y drama. Todas estas formas de contar historias nos permitieron explorar y comprender la condición humana, nuestra relación con lo divino y lo mundano, y las complejidades de nuestras emociones y relaciones.

Hoy en día, seguimos contando historias, a través de libros, películas, música y arte. Estas historias nos ayudan a comprender y dar sentido a un mundo cada vez más complejo. Somos historias, porque nuestras historias nos definen y nos conectan con los demás seres humanos.